Que sería de nosotros sin ansiedad puesto que es un medio adaptativo y que nos permite estimularnos para realizar cualquier reto o actividad que nos lleve a nuestros objetivos y metas; también es esencial para ponernos en alerta ante sucesos importantes de nuestra vida.
La ansiedad es necesaria, en un cierto grado, para así tener una precaución o prevención ante situaciones que puedan representar peligro; una ansiedad moderada y gestionada nos ayuda a afrontar retos y a concentrarnos.
Cuando el sistema de respuesta a la ansiedad es extremo entonces entramos en bucle y nuestra respuesta natural se transforma en un estado de alarma neurológico y por lo tanto podemos quedarnos paralizados o dejar de percibir el peligro real para nuestra supervivencia.
La ansiedad neurótica nos hace sentir indefensión y produce un deterioro psicosocial y fisiológico.
Por eso cuando la ansiedad interfiere en nuestras actividades diarias, es cuando la consideraremos un trastorno .
Entre los trastornos de ansiedad encontramos los que son más frecuentes:
Trastorno por Fobias: es más común en las mujeres que en los hombres (animales, objetos, oscuridad, etc.)
También tenemos Fobias Sociales (la predisposición o aptitud de la persona para relacionarse de forma empática con los demás)
La Ansiedad Generalizada es mayor en las mujeres y consiste en vivir en un estado de alarma continuado donde se aprecian peligros que no existen.
El Trastorno Obsesivo Compulsivo produce un estado de ansiedad importante y nuevamente se da más en mujeres que en hombres.
El Estrés Pos Traumático es un estado que al menos un 1% de la población puede sufrirlo en un momento de su vida.
El trastorno de Pánico es el menos frecuente aunque cada vez son más los casos debido a permanecer periodos largos de ansiedad generalizada.
La ansiedad se va a manifestar de forma emocional y física y por ello es importante reconocer estos cambios en nosotros para acudir a un profesional en cuanto se detectan.
Para detectarlos tenemos que observarnos y ver si estamos continuamente preocupados, si estamos irritados y perdemos el control o los modales de manera constante, también el cansancio será mayor, el sueño será afectado habiendo interrupción del mismo o insomnio.
Entre los síntomas físicos tendremos sudoración excesiva, rigidez o tensión muscular, vértigo y/o desmayos.
Tenemos que aprender a entender la ansiedad sin huir. Aunque los síntomas son muy molestos y a veces pueden dejarnos bloqueados es importante saber como gestionarla. En ocasiones podemos tener la sensación como si nos fuera a dar un infarto o como si nos fuéramos a asfixiar y la ansiedad no produce esto, aunque nos lo parezca.
Aprender a gestionarla es esencial y también aprender a evitar esas situaciones que la desencadenan para transformarla en otro comportamiento de mayor adaptación.
Debemos entrenar nuestra mente a dejar de estar centrados en el problema, pues esto causa mayor ansiedad, entrenar al cerebro para la calma y la neurosedación y aprender a realizar técnicas de desensibilización y de reprogramación Neurológica.
Aprender a tener el control mental y a saber gestionar los pensamientos, es decir, tenemos que cambiar la forma en la que pensamos para evitar el pensamiento automático y apoyarnos en una forma de pensar reflexiva.
Las técnicas de relajación Neurológica (hipnosis clínica) son uno de los tratamientos más eficaces hoy en día.
La respiración abdominal y aprender a respirar con el diafragma de manera lenta y pausada ayuda a mejorar los estados de ansiedad.
En definitiva, hemos de cambiar nuestro estilo de vida, aprender a llevar una vida saludable pues el alcohol, drogas, exceso de farmacología, aumentan esos procesos de ansiedad.
Procura descansar bien, alimentarte adecuadamente sin excesos, realizar ejercicio, sonreír, ser amable y meditar; todo esto disminuye eficazmente la ansiedad.
Por eso, si tienes ansiedad, acude a un profesional para que te enseñe a gestionar ese estado y así sacarle el mejor rendimiento .
La Ansiedad Generalizada sostenida en el tiempo es el estado emocional previo a la Depresión.
Ser protagonista de tu salud involucra tomar decisiones que favorezcan tu equilibrio físico, mental y emocional.
Tu salud está en tus manos y en tu poder.